Un centenar de familias luchan para que las ejecuciones extrajudiciales de sus seres queridos no queden sin castigo; esta es la historia de esta familia, víctimas de falsos positivos: María Julieth Rodríguez y sus hijos. Fueron amenazados de muerte por parte de un grupo paramilitar (grupo de civiles armados con estructura militar que no forma parte del ejército oficial del Estado. Sin embargo, actualmente ya es conocido que dentro de estos grupos se encontraban operando coroneles, oficiales, suboficiales, entre otros miembros del Ejército y la Policía Nacional).
La razón de estas amenazas, que han sido sistemáticas y han afectado su calidad de vida, así como la de su familia, se encuentra arraigada a lo ocurrido con mi difunto esposo JUAN CARLOS RUIZ CARMONA, quien fue asesinado como un FALSO POSITIVO el 26 de mayo de 2007; CARLOS trabajó aproximadamente durante 9 años en la Policía, donde también tuvo reconocimientos por su compromiso y ética en medio de su labor. Sin embargo, para el año 2000 renunció, ya que no se sentía cómodo frente a la organización y operatividad de la Policía en ese momento, en medio del conflicto social y político en Colombia. Según JULIETH, su esposo le contó que instituciones del Estado, como la Policía y el Ejército, consolidaban alianzas con grupos paramilitares con el fin de combatir las Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia, LAS FARC (grupo guerrillero), por lo cual tomó la decisión de renunciar.
Después de esto, JUAN CARLOS trabajó en varias empresas como escolta, una de ellas fue EFECTY SERVIENTREGA; pero para el año 2007 se le terminó el contrato y duró varios meses sin poder trabajar. A finales del mes de abril de ese mismo año, le dijeron que estaban necesitando conductores escoltas en la ciudad de Bucaramanga, que enviara la hoja de vida. Él la envió y de inmediato lo llamaron para presentar entrevista. Por lo cual, alistó sus maletas y viajó para esta ciudad, esta fue la última vez que se vieron con su ex esposo.
Días después, hablaron constantemente por llamada. Él le preguntaba por sus dos hijos. Sin embargo, para el día 26 de mayo a las 7 de la mañana fue contactada por JUAN CARLOS, el padre de sus hijos. Los llamó y habló con los niños, les dijo que al terminar el turno los volvería a llamar, pero eso nunca ocurrió. Pasaban los días y su esposa Julieth no sabía nada del padre de sus hijos, lo llamaban en reiteradas ocasiones y de inmediato la llamada se iba a buzón de voz. Cuando el 30 de mayo la madrina de su hija llegó con su esposo y le comentaron que se habían contactado con ellos para decirles que JUAN CARLOS estaba muy mal herido en el Hospital de Cúcuta, inmediatamente afirma la señora Julieth viajó en compañía del hermano de la madrina de su hija para esta ciudad. Llegó a una oficina que de inmediato la direccionaron para Medicina Legal para reconocer el cuerpo, hecho que le afectó bastante, hasta el punto de sentirse totalmente devastada. Además, le decían que si se demoraba un poco más lo iban a registrar como un N.N; allá lo reconoció, le mostraron fotos llamándole mucho la atención que tuviera puesto un pantalón camuflado y unas botas de caucho, parecía un guerrillero. Según su relato, esa no era la ropa que JUAN CARLOS usaba, nunca lo había visto ni siquiera empacando ese tipo de uniformes. Él se llevó pantalones de jeans, driles y mocasines, nunca le comentó nada extraño; solo decía que la familia para la cual estaba prestando sus servicios era gente muy buena, pero nunca supe nada más.
En medio de su confusión, preguntó por qué él estaba vestido de esa manera y no le dijeron nada, ninguna respuesta. La mandaron para el Juzgado Penal Militar del Ejército porque el caso del padre de sus hijos lo habían cogido ellos. Se dirigió a ese lugar con el fin de llevárselo para la ciudad de Armenia, su ciudad natal, y ahí realizar el velorio con sus familias. Cuando llegó, no le querían entregar el cuerpo, le decían que tenía que esperar «trámites». La señora Julieth andaba con muy poco dinero y sus hijos estaban prácticamente solos en Bogotá. En medio de su impotencia y dolor, les preguntó por qué tenían el caso ellos, a lo que no le quisieron responder. Inmediatamente se llenó de rabia y sentía en su corazón que ellos algo tenían que ver; los acusó de haber asesinado a JUAN CARLOS, comenta Julieth, pues indica entrar en crisis y en reiteradas ocasiones les dijo «fueron ustedes son responsables de este crimen». En ese momento se le acerca un soldado y le dice que era mejor que se quedara calladita, hecho que reconfirmó sus sospechas; pensó y dijo «MI ESPOSO FUE ASESINADO POR EL EJÉRCITO DADO COMO UN FALSO POSITIVO».
Después de todo esto, a pesar del miedo que sentía MARÍA JULIETH, era más grande su indignación y la necesidad de justicia. Es cuando inicia una labor como defensora de derechos humanos. Comenta Julieth, me vinculé a la CHRIO MISSION PACÍFICO ONG CANADIENSE con operación en Colombia y empezó a ayudar a familias con casos similares al padre de sus hijos, con el fin de visibilizar las injusticias del Estado, al igual que defender los derechos humanos. De alguna manera, esto también era una forma de vivir su catarsis. Allí fue conociendo cada vez más sobre casos muy similares a los de CARLOS, sobre los mecanismos de acción para denunciar, sobre los movimientos sociales que estaban iniciando madres en Soacha para desmantelar este horrible plan de las fuerzas públicas donde querían mostrar resultados a costa de la vida de inocentes, entre ellas la de su ex esposo.
Aunque al principio tenía miedo de solicitar la apertura del caso de CARLOS, por la corrupción e injusticia, el 7 de febrero del 2019 tomé el valor y decidí presentarme ante la Procuraduría para que me informara sobre el estado del caso. El 13 de mayo de ese mismo año fui informada de que se encontraba en el Archivo Central de la Justicia Penal Militar en Bogotá y el 28 de febrero del año 2020 solicité al Procurador Judicial del Valle el debido proceso del caso. No obstante, el hecho de querer justicia y conocer la verdad ha representado para ella y sus hijos múltiples amenazas. De las cuales, el día 28 de enero del 2022, dio alerta a las autoridades sobre su situación con estos grupos armados, interpuso una denuncia ante la fiscalía, puesto que ya no solo eran llamadas insultantes sino que llegaron hasta la portería de su apartamento, donde le dejaron un SUFRAGIO dirigido a su nombre, donde le decían «SEÑORA JULIETH RODRÍGUEZ SE LE ADVIERTE QUEDARSE CALLADA SI NO QUIERE QUE SU ESPOSO HUGO Y SUS HIJOS CORRAN CON LA MISMA SUERTE QUE JUAN CARLOS RUIZ O A LLORAR AL CEMENTERIO MALP DEJE DE BUSCAR Y MOVER LO QUE YA ESTÁ CERRADO, PRIMERA y ULTIMA ADVERTENCIA». Recibir esta amenaza para JULIETH fue devastador. Solo recordar e imaginarse que alguno de sus seres queridos puede terminar igual que CARLOS la llenó de impotencia y de dolor, porque no consideraba que fuera justo. Solo buscaba la verdad y la justicia, que la historia de la muerte de su difunto esposo, padre de sus dos hijos, fuera esclarecida para así poder cerrar este capítulo con sus hijos. Después de este aterrador mensaje, decidieron salir desplazados a otro lugar en Ventura dos con el fin de reducir riesgos.
Sin embargo, el 24 de agosto del 2023 volvió a ser amenazada por medio de un mensaje de texto que le mandaron a su celular, y ahora con palabras mucho más violentas, diciendo que la iban a matar. «SAPA HP, TE VAMOS A LLENAR DE PLOMO LA CABEZA A VOS A TU MARIDO y TUS HIJOS YA LES TENEMOS UN HUECO EN EL CEMENTERIO, LO QUE ESTÁ QUIETO, SE DEJA QUIETO». Nuevamente volvió a interponer una denuncia, esta vez a diferentes entidades de protección como Defensoría, Procuraduría, Ministerio de Salud y Protección Social, con el fin de recibir algún recurso o herramienta que le permitiera salirle al paso a esta situación y cuidar a su familia, quien también es crudamente amenazada. Piensa que esta segunda amenaza se torna mucho más violenta porque, gracias a su insistencia, el caso de su esposo se reabrió el 18 de mayo del año 2023.
Sin embargo, aún no ha recibido respuesta de los organismos de protección del estado. Del mismo modo, la situación política del país es complicada debido a los partidos de oposición y nuevamente se están rearmando los grupos paramilitares por la insatisfacción de sentirse acorralados por el actual gobierno y su políticas de paz total que desean disminuir la guerra en Colombia, no siendo bien aceptadas por grupos paramilitares, delincuencia común y guerrilla acrecentando el narcotráfico, aunque este actualmente ha sido el año en el cual más se ha combatido. Esto la llena de temor, porque siente que, si permanece en Colombia, en cualquier momento pueden asesinarla, ya que su familia no cuenta con ninguna medida de protección.